lunes, 11 de febrero de 2008

A UN AÑO DEL TRANSANTIAGO


Así es, hoy se cumple un año del llamado 10F, el día que le cambió la vida a por lo menos cinco millones de personas.Recuerdo muy bien cuando me levanté hace 365 días atrás. Desconcierto total entre los usuarios, que luego pasó a rabia e impotencia, y de eso no se ha registrado un cambio significativo a la fecha.Pero es ineludible que las cosas han cambiado, y mucho. La flota que partió hace un año fue de 4.600 buses, hoy, esa cifra se ha invertido llegando a las 6.400 máquinas que recorren nuestra capital. Zonas pagas, centros de atención y de carga, nuevos recorridos, vías segregadas y un sinnúmero de nuevas medidas durante estos meses se han implementado con el claro objetivo de otorgar un mejor servicio a los usuarios.
En los diarios y en la televisión se han hecho una cantidad enormes de recuentos sobre este tema, los análisis abundan y se pueden ver puntos de vistas totalmente diversos.No obstante, es mi labor como pseudo periodista, hace un informe yo mismo.Y es así como analiso todo del punto de vista como un simple ciudadano, y no como un político o ingeniero en transportes. Desde esta posición he visto cómo la gente siente que el sistema ha mejorado, pagando su pasaje como se debe y reprochándo a aquellos que usan la evación como un deporte urbano. Pero también he visto a aquellos que siguen molestos, y que están prácticamente decididos a seguir así, hasta que vuelvan las micros amarillas.Y es ahí donde encuentro una inconsecuencia brutal. Mientras estában las máquinas amarillas, los santiaguinos reclamábamos con fuerza acerca de la mala calidad de éstas, de la poca seguridad que existía y del deplorable estado de la carrosería. Y hoy se extrañan, y lo que es peor; no se hechan de menos por su servicio ni nada de eso, sino más bien por las prácticas populares que se llevaban a cabo a bordo de ellas: o sea, como un objeto de culto. Pero en términos prácticos ni hablar.
Me parece que la gestión que ha hecho el ministro Cortázar ha sido buenísima, la modificación de contratos y extensión en la malla de los recorridos han sido entre otros, logros que han dado fruto para y con este sistema. Y es cierto que falta mucho por avanzar, pero también es cierto que el TS de hace un año atrás no es el mismo de hoy. Es por eso que yo soy optimista y prefiero pensar (con convicción) que vamos por un buen camino, derechito a alcanzar un transporte de calidad. Porque tenemos que tener claro que esta era la idea más ambiciosa para un país, incluso desarrollando.

Construyámos un país mejor, seamos aporte a esta sociedad, no como los de la Alizana por Chile, que celebran un cumpleaños a modo de ironía: ¡Por favor! Chile no necesita payasos, de qué estámos hablando.
Saludos santiaguinos.

No hay comentarios.: