sábado, 19 de abril de 2008

SÍ A LA PÍLDORA


Un tema controvercial, sin duda.

Y es que los métodos anticonceptivos siempre han producido debate, pero ahora se intensifica mucho más.

El Tribunal Constitucional dio su fallo ayer; en el texto de más de docientas páginas, estipula basicamente la ilegalidad de distribuir en consultorios médicos u hostpitales el Postinor-2. De métodos intrauterinos no se hace mención.

Frento a esto no puedo más que manifestar mi rotundo desacuerdo.

Considero que la medida del TC es antidemocrática. Hay un retroceso importante en cuanto a políticas de salud se refiere, más de cuarenta años bajo el alero de estos métodos. ¿Acaso querémos volver a las más de trescientas muertas que dejaban los abortos clandestinos? Vamos derechito para allá.

Y no es porque sea un libertino, sino conciente. Creo que, cada mujer tiene derecho a elegir cuándo y cuántos hijos quiere tener, es su derecho.

Porque lo que me está planteando el TC es algo tremendamente discriminativo, y no, como antes, valórico. El Tribunal Constitucional está diciendo que las mujeres con plata solamente pueden acceder a la píldora. Claro pues, si ni alusión se hace a la vente en las farmacias.

O sea, si la prohibimos hagámoslo en serio. Yo no creo en la igualdad fragmentada, no.


Y todo porque unos veinte diputados de la Alianza mandaron a revisar la entrega de la famosa pastilla. Y después quieren llegar al gobierno, ¿con democracia?

No entiendo.


Sí a los métodos anticonceptivos, sí a la pílora, sí a la libre elección.

domingo, 6 de abril de 2008

ANA AMIGO


Anita Amigo, mi abuelita, un clásico.

Feliz ella va donde el carnicero don Joaquín, donde don Luis, a la feria de Colón y de Maruri, sube y baja escaleras, sale porque sí, va a la iglesia todos los domingos, al cementerio a ver a su viejo; se levanta a las seis de la mañana a escuchar la misa, canta como viejita de iglesia, cocina rico y es la mejor, con noventa años es la mejor.

FAHRENHEIT 451


Una belleza de libro, realmente.

Yo no sé si Bradbury es clarividento o qué, pero el palo que nos tira como sociedad es clarísimo. Tendríamos que ser inexorables para seguir igual que siempre; porque sin duda este libro marca un antes y un después.
La incomunicación familiar, el conformismo, el miedo, la cultura del materialismo son sólo algunos de los temas centrales de esta novela.
Es que miren qué parecido es esto:
Algunos de los pasajes que recuerdo son, por ejemplo, cuando describen a Mildred, la esposa del protagosnista. Esta era una mujer que tenía como única pretención el tener otra pantalla gigante que cubriera su living comedor.
Oooh, ¿pero si hoy en día no es eso lo que buscámos? Vamos, el que tiene la tele más grande y plana gana.
Otro punto. En una tertulia que tiene Mildred con dos amigas, una de ellas comenta lo poco que le importa si su marido muere en la guerra. Y otra se jacta de lo poco que ve a sus hijis, señalando que son prácticamente un cacho.
Oooh, pero si parece que hoy en día la tasa de natalidad ha disminuido, algo pasa.
Y la tarcera parte que me llegó profundamente es sucede cuando Beatty le argumenta a Montag el por qué no leer. Y entre uno de las tantas cosas dice que los libres han desaparecido por el surgimiento de la cultura de lo inmediato. Clásicos de la literatura se han resumido a una plana, para qué leer las ediciones completas. Oooh, pero parece que hoy basta con poner el buscador el nombre de cualquier granobra y te sale un comentario de tres líneas.
Algo pasa. ¿Acaso la ignorancia sobrepasará al conocimiento? no sé, prefiero pensar que no. Pero hagamos algo porfavor, hagamos algo.